Del Mawadd al-Gayziyya: sobre la corrupción de las élites

Del Mawadd al-Gayziyya del shayj al-Alawi. El Fruto de las palabras inspiradas, ed. Almuzara, pp. 99-101

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[Dijo sidi Abu Madyan]:

«Con la corrupción del pueblo aparece la tiranía de los gobernantes. Con la de la élite surgen los falsos guías que encisman la religión»

[A lo que comenta el shayj al-Alawi]
El pueblo se corrompe con el pecado, con su rebeldía ante Dios y con todo lo que lo acompaña. Esto da lugar a que sus gobernantes sean injustos, tal como ha dicho el Enviado de Dios –la bendición y la paz sean con él: “Vuestros gobernantes son [el resultado] de vuestros actos (a’mālukum ‘ummālukum).”

Esta situación no perjudica, en el fondo, a la élite espiritual porque los gobernantes no pueden disponer de su estado interior; la élite posee una certeza absoluta, tal como Él –glorificado sea– ha dicho: Dios no consiente que los incrédulos se impongan a los creyentes (4: 141), es decir, en su dominio interior.[263] En cuanto a las condiciones externas, es algo posible, tanto en otras épocas como hoy día. El poder de decisión del tirano es, a veces, para el santo, expresión de la mismísima decisión y voluntad de Dios. Cuantos profetas y seguidores suyos fueron asesinados sin que por esas calamidades se debilitasen (3: 146).

La corrupción de la élite espiritual, es decir, la de aquellos que debieran ser los guías, es la que lleva a la aparición de los impostores religiosos. Éstos son los peores impostores, porque engañan a la gente en el dominio religioso y les manejan a su antojo aprovechando su debilidad, creen que tienen una forma de actuar perfecta (18: 104). ¡Esos son los impostores!, los que devoran este mundo por medio de la religión. Remiendan su vida material utilizando su religión, hasta que no queda religión ni vida material; llevan el hábito de la gente piadosa, pero su interior está podrido. Viven privados (de Dios), pero pretenden estar unidos. En estos versos hablo de ellos:[264]

Recita con la lengua lo que el corazón no siente[265]
Cómo si Su ciencia con palabras abarcase.
Ante la gente común pasa por ser lo que aparenta,
Aunque para la élite no sea nadie.
Si Dios no hace que su estado se descubra
Nosotros, por rectitud, le respetamos. [266]

Dicen sobre esto:

Las tiendas, son como sus tiendas
Pero las mujeres no son sus mujeres.

Ša‛arānī –Dios este satisfecho de él– dice por este mismo motivo en su libro Las luces santas (Kitāb al-anwār al-qudsiyya): «¡Ten cuidado! En esta época, no te limites a seguir la enseñanza de un solo guía (šayj). Puede que sea una carga para ti que no te aproveche. Hay quienes provocan el alejamiento de los que buscan un modelo a seguir, ensombrecen sus estados y acaban simplemente repitiendo lo que dicen unos y otros. Extravían a sus contemporáneos, ya que ignoran el significado de lo que es la vía espiritual y su realización; de la vía sólo toman el nombre y de la realización sólo la teoría. Constatarás que algunos sólo hablan con la lengua pero sin corazón, aprenden las verdades espirituales (haqā`iq) de los libros y se lisonjean con buenas palabras, sin darse cuenta de que el sufismo es ante todo una forma de ser noble (ajlāq).»[267]

El imām Gazālī –Dios este satisfecho de él– dice algo parecido: «El pretendido sufismo de nuestro tiempo, salvo quien Dios quiera poner a salvo, es pura ilusión. Se engañan a ellos mismos con los vestidos, los discursos, la forma de cantar, de danzar y de sentarse en los tapices cabizbajos en actitud de meditación, suspirando profundamente, hablando en voz baja y otras cosas por el estilo. Piensan que así ya forman parte de él. No se esfuerzan nada en combatir contra su alma, en disciplinarse, en vigilar el corazón, en purificarse exterior e interiormente de las faltas recónditas y evidentes…» Si eran ya así esa gente en tiempos de Gazālī y de Ša‛arānī, ¡qué puede decirse de nuestra época!

¡Así están las cosas! Gran parte de los que hoy se vinculan con el sufismo están siempre contando historias: «Fulano hacía esto y Mengano aquello otro. Los santos de antes tenían tales características…» Les interesan sólo las historias de los grandes santos, pero está claro que su actitud es la de los falsos guías de la vía. Así se acentúan las divisiones y se oscurece el verdadero objetivo. De la vía espiritual sólo va quedando el nombre y el congregarse sin un motivo claro. Eso provoca la falta de resultados y que se pierda su sustancia. ¿Qué peor embaucador puede encontrar el buscador de la verdad que esta gente, con la que uno desperdicia su tiempo?

Claro, que esto le ocurre a quien se le escapa el favor de su Señor y se ocupa de lo que no le concierne,[268] pues pretende conseguir la estación de la realización espiritual sólo con palabras. “Si hubiese actuado de acuerdo con lo que sabía, Dios le hubiese concedido el conocimiento de lo que no sabía.” En un poema escribí acerca de esto:

¿Por qué no se preocupa de lo que le concierne
Y habla de lo que comprende?
Quien actúa según lo que sabe, heredará lo que no sabe.
Es la palabra del señor de los Profetas enviados.

¡Concédenos, Dios mío, el bien de las dos moradas y líbranos de las pruebas de ambas, las materiales y las espirituales! ¡No hay decisión ni fuerza sino en Dios, el Altísimo!

263 El Evangelio cita en un sentido parecido: “No temáis a quienes pueden matar vuestros cuerpos, sino más bien a quienes matan vuestros espíritus”. Lucas 12:4-5

264 Šayj al-‛Alāwī, Diwān, “A yā ayyuhā al-‛ušāq”

265 Referencia al hadiz “Llegará un tiempo en el que habrá gente cuya recitación del Corán no pasará de sus gargantas.”

266 La buena opinión sobre los demás ( husn al-zann) es un principio de ética islámica. Es interesante ver como se aplica aquí este principio; no está permitido el criterio propio, por razonable que sea, por encima de lo que el decreto divino esconde.

267 El término šayj hace referencia aquí a guías de orden formal simplemente. En otros pasajes el mismo Ša‛arānī habla de la necesidad de un vínculo exclusivo con el šayj. Véase Ša‛arānī, Kitāb al-anwār al-qudsiyya, Maktaba l-ma‛ârif, Beyrouth, 1988, p. 62