La dificultad de vencer al alma

al-Sahlayi, La luz presente en las palabras de Abu Tayfur, Sara Sviri, Antología de textos sufíes, p 110.

Un habitante de Bistam que no se perdía ninguna de las reuniones de Abu Yazid y que no se separaba de él, le dijo un día: ¡Oh maestro! Llevo treinta años ayunando todos los meses, paso todas las noches rezando y he abandonado todos los caprichos, pero no encuentro en mi corazón ni una pizca de todas esas cosas de las que nos hablas. Y creo firmemente en todo lo que dices y defiendo su veracidad.

Abu Yazid le contestó: Aunque ayunases otros treinta años y rezases otros treinta años, si sigues con lo que veo en ti, no encontrarás ni una pizca de ese conocimiento.

-¡Oh maestro! ¿Por qué?- le preguntó.

-Porque estás velado por tu alma -le contestó.

-¿Y hay una medicina que descubra este velo? -le volvió a preguntar.

-¡Sí, pero ni lo aceptarás ni lo harás! -le contestó de nuevo.

-¡No! Aceptaré lo que me digas y lo haré -respondió.

-Muy bien -contestó Abu Yazid-. Ve ahora mismo al barbero, afeitate la cabeza y la barba, despójate de la ropa que llevas, ponte un sayo, cuelga de tu cuello un morral lléno de nueces, reúne a tu alrededor un corro de niños y grita en voz alta «¡Niños! Quien me de un bofetón, le daré una nuez». Entra después a un zoco donde te tengan en consideración y que te vea todo el que te conozca de esa guisa.

-¡Oh Abu Yazid! ¡Gloria a Dios! ¿Cómo me dices esto y esperas que lo haga? -le contestó.

-Tu respuesta es pura idolatría -le contestó Abu Yazid.

-¿Cómo puede ser? -le preguntó.

-Porque has enardecido tu alma y la glorificas -dijo Abu Yazid.

-¡Abu Yazid! Pero no soy capaz de ello. Dime otra cosa que sea capaz de hacer -le pidió.

-Antes de cualquier otra cosa tienes que empezar por esto: eliminar la consideración que te tienen y humillar tu alma. Tras ello conocerás que es lo que te puede sanar -le dijo Abu Yazid.

No podré soportarlo -le dijo.

Ya sabía que no lo aceptarías -le contestó Abu Yazid.

De las cartas de Mulay al-Arabi al-Darqawi: el empeño en la búsqueda

116*

Lo que de verdad quiero para ti es que abandones tu amor por todo [lo que nos es Dios], pues eso es lo que te impide llegar al secreto, el bien, la gracia y la bendición. Quien unas veces depende de una cosa y otras veces de otra es como quien busca agua, excava un poco aquí y un poco por allá. Al final se acaba muriendo de sed porque no encuentra agua, al contrario de quien excava en un solo lugar, confiando en Dios y buscando el apoyo en Él, hasta que alcanza el agua, bebe de ella y da de beber a la gente. Y Dios sabe más.

Han dicho, es decir, el Pueblo de Dios, que Dios esté complacido con ellos: «Llama a una sola puerta y se te abrirán todas las puertas. Sirve a un solo señor y todos te servirán a ti». Quien en su asunto unas veces anhela el Oriente y viaja hacia él, y otras veces lo hace hacia Occidente y viaja hacia él, unas veces se desentiende y otras veces desea, nunca llega. Si hubiese llegado a la proximidad, se quedaría donde le han puesto.

Ha dicho el gran maestro sidi al-Maydhub, que Dios esté complacido con él:

Ha brillado la mañana sobre las noches

y no ha quedado sino mi Señor

La gente visita a Muhammad

y yo lo he hecho habitar mi corazón.

El trabajo (interior)

b.

El camino del sufismo requiere de un trabajo exterior, de unas obras (amal), unas comunes al resto de los creyentes, otras compartidas pero realizadas con una perspectiva o intensidad diferente y algunas específicas fruto del desarrollo concreto de alguna vía (tariqa) concreta. Eso que une de manera indisoluble islam y sufismo en su apariencia, los define y diferencia (definir es siempre poner un fin o límite). Las obras de adoración, la relación con Dios y las criaturas pueden parecer las mismas, pero sus resultados son de naturaleza diferente. Tal y como dijo dijo el Profeta, la paz y las bendiciones de Dios sean con él: «los actos son por sus intenciones y cada ser humano obtendrá lo que pretendía. Quien peregrinó por Dios y Su enviado es eso lo que obtiene, y quien lo hizo por negocio o por casarse, eso es lo que obtiene».

Quien sigue el camino de manera sincera, quiera Allah hacernos de ellos, hace el esfuerzo continuo de situarse en ese objetivo, de hacerlo por Dios y Su profeta, la paz y las bendiciones sean sobre él y el resto de enviados, tratando de mantenerse en ese camino, ya no solo en los actos obligatorios o voluntarios, de adoración a su Señor o de trato con las criaturas. Trata de que cada instante esté lleno de ese espíritu que les da vida, que es el recuerdo de Dios, hasta que no haga falta recordar porque no quede nada más que la presencia, porque en la presencia no hay necesidad de recuerdo. Es esa transición, entre el olvido y la presencia, o entre la separación y la unión, el fruto de ese trabajo.

Un trabajo que puede ocurrir bajo muchas formas: como rapto, como método, por la baraka de un maestro, por el lenguaje de unas pestañas, por el trato y el servicio a los hermanos, por el retiro espiritual, por la meditación en los signos, la reflexión en las aleyas del Corán, o las palabras o la presencia del Profeta,… aunque al final no es más que por la pura y bendita gracia divina, que en un momento permite que esa antorcha empapada prenda cuando se le acerca una chispa.

Mi más absoluta gratitud a A.R. 
por haber prendido con una pregunta 
una mecha que largo tiempo 
esperaba ser encendida.

Publicaciones editorial Yarrahi en Argentina

B.

Los hermanos de la editorial Yarrahi están inmersos en el proyecto de recopilar y editar traducciones y trabajos sobre sufismo y Islam.

El material es extenso y abarca muchas áreas, mucho más de lo que yo conozco. Parte de lo que están publicando son versiones revisadas en las que he colaborado o materiales que ya hemos nosotros traducido y una de sus colecciones es sobre la tariqa shadhili, y que menos que reconocerselo desde este humilde blog.

No solo han reeditado el Tanwir y los Lataif a-Minan de Ibn Ata Allah, o el comentario de Ibn Ayiba a las Hikam (tr. De Gustavo Bize, que Dios lo tenga en Su misericordia), también el Fruto de las palabras inspiradas y Revelación y presencia divina del shayj al-Alawi.

¡Qué Dios les recompense por su esfuerzo y les apoye para seguir realizando esta labor!

Ojalá se incremente la colección y se sumen nuevas obras, que seguro que serían de mucho provecho como las Cartas menores y mayores de Ibn Abbad de Ronda, o su comentario a las Hikam, o una edición completa de las Cartas de Mulay al-Darqawi.

¡Quiera Dios beneficiarnos de la bendición de estos maestro y de todos los demás y hacer brotar de nuestros corazones los manantiales de la efusión divina!

Sobre el recuerdo del Nombre de Dios, de Mulay al-Darqawi

b.

En tiempos como los actuales, donde tantas cosas ocurren, que nos pueden alejar de los fundamentos, no está mal leer y releer las cuestiones básicas de la vía.

270

¡Hermanos! Quien quiera que su infierno sea transformado en paraíso no se debe separar de la sunna. Es el barco salvífico y el espacio de los secretos y los bienes. Quien sube a él se salva, quien lo rechaza, se ahoga. Debes tratar con amabilidad a tu alma en todos sus asuntos sin sobrecargarla (la yatakallaf), puesto que el Profeta, la paz y las bendiciones sean con él, ha dicho: «Yo y los temerosos no mostramos afectación (takalluf)». También dijo: «Haced acopio (aklafu) de las obras que podáis llevar a cabo. Dios solo se cansa si vosotros os cansais». 

Las acciones que se deben realizar son aquellas que son pesadas para el alma, no las que le resultan ligeras. Y lo que le resulta más pesado de veras, con la que obtiene una respuesta y una apertura más rápidas, es con la invocación del Nombre Supremo, el Nombre de Majestad «Allâh«. No hay duda de que quien lo invoca cumpliendo con sus condiciones, le impone a su alma una pesada carga que no tiene alivio alguno. Sus condiciones son: la purificación del cuerpo, de la vestimenta y del lugar; el visualizar (tashajjis) las cinco letras y mantener esta visualización ante sus ojos. Cuando la visualización se disipe, debe esforzarse en visualizarla de nuevo rápidamente. Si se disipa cien veces, otras cien veces debe regresar a ellas. Mantenla alargándolas. Es decir, dí: «A-l-l-aaaaaaaaaaaa-h» y no «Allah, Allah»; y abandona lo que no te concierne, puesto que si dejas lo que no te concierne, con una pequeña obra te bastará.

Si alguien realiza la invocación como hemos descrito y cumple con sus requisitos, Dios retirará el velo que lo separa de Él en tres semanas o menos. Si alguien realiza la invocación como hemos descrito más de siete semanas y Dios todavía no le retira el velo que lo separa de Él, entonces es que no cuenta con una intención, sinceridad, resolución ni certezas suficientes. ¡Y Dios sabe más! Si guardase una buena opinión de Dios, una intención firme y los demás atributos del corazón -y el peso de una brizna de las acciones del corazón es mejor que montañas de las acciones de los miembros- el velo le sería retirado, las puertas abiertas y sería sumergido en el favor del Generoso, del Sustentador. ¡Glorificado sea! ¡No hay divinidad sino Él!

El objetivo de visualizar las letras del Nombre Supremo y realizarlo como hemos descrito es aislar al alma de la distracción con el mundo sensible y con lo que escapa a la percepción. El mundo sensible es el opuesto al de los significados: son dos opuestos que no se pueden encontrar. Tan pronto como el que recuerda se separa de su distracción, le llegan significados desde lo oculto que desconocía. Le distraerán de la visualización tal y como la inmersión en el mundo sensible le distraía antes. Si los abandona y regresa a la visualización rápidamente, los significados se abalanzarán sobre él cada vez más fuertes, hasta llevarle a la presencia de su Señor, glorificado sea, por el camino más corto. Allí encontrará secretos y bendiciones que «ningún ojo ha visto, ni escuchado oído y que nunca se han mostrado al corazón del hombre». ¡Dios es garante de lo que decimos! Este camino sólo lo recorren los perspicaces, que evitan así tener que recorrer toda la vía entera. ¡Dios es garante de lo que decimos!

salam 

272

La cuestión del recuerdo (dhikr) es amplísima. Podéis consultar a este respecto, si os parece bien, las interpretaciones que dan los comentaristas a Su Palabra: «¡Oh los que creéis, practicad con ahínco el Recuerdo (dikr)!» (33:41) Veréis hasta qué punto este tema es vasto.

En cuanto a la invocación del Nombre Singular (al-ism al-mufrad), consideramos que hay que practicarlo con tranquilidad y dignidad, con un sentimiento de veneración y glorificación, en estado de pureza ritual, con reverencia y consideración, buscando únicamente el apoyo en Dios. No hay que practicarlo con prisas, diciendo “Allâh, Allâh, Allâh” sin detenerse en cada palabra, sino al contrario, alargar cada una de ellas: “A-l-l-ââââââ-h”, hasta el final. 

Es indispensable que aparezcan claras las cinco letras del Nombre, concentrándose en todo momento en su visualización con el ojo del corazón. Sus letras son el alif (ا), las dos lâms (لل), el alif de alargamiento (آ) y la hâ (ه). No se trata de escribirlas sobre un soporte: cada vez que esta visualización se desvanece, hay que reconstruirla inmediatamente, mil veces si fuera necesario. Así el invocador alcanzará una importante apertura espiritual en poco tiempo. Con tres semanas bastan para llegar a ello; algunos dicen una semana, otros que tan solo una noche, algunos incluso menos. ¡No es nada difícil para Dios si se procede de la manera indicada! Ya hemos dicho en otras partes que cuando se practica el recuerdo de Dios siempre desciende la serenidad. El que quiera comprobarlo de primera mano y ver su realidad, no tiene más que perseverar en esta invocación de Dios, sereno y recogido, con reverencia y glorificación, en un estado de pureza ritual, asombrado y honrado, apoyándose únicamente en Dios.

El caminante en la vía debe mantenerse, en todos sus actos, en esta noble condición de la que tratamos. ¡Este es nuestro parecer, que es uno de los más eminentes posibles!

salam

El decreto

bismiLlah

El decreto es aquello que debe suceder necesariamente

quiera o no aquel que se ve afectado

No es el escrito anunciado que anuncia el gobernante

esperando que lo cumpla el vasallo

Es el cauce por el que discurre la corriente formidable

que a pesar de su fuerza

No puede escapar a su destino de caminar

por donde esté más bajo

Es la Ley de Dios, de la que no escapa nadie

reyes y súbditos se igualan

Ante el decreto irrechazable de verse acompañados

por los guardianes

Los ejércitos de Dios

B.

Los poderosos, enfrascados en sus cuitas

para la guerra de los hombres habían conspirado

preocupados de no perder su fuerza en influencia

Trataban de controlar hasta el último resquicio 

de la vida y de la acción de sus súbditos

Lanzados a la carrera de la astucia

no sabían que por mucho que maquinaran

«Él es el mejor de los que maquinan»

Lanzados a sus juegos de causas y efectos

no contaban con que las grietas de la Gran Muralla

se descoserían en el que parecía su mejor momento

Y por ellas entraron ejércitos, diminutos, etéreos

que rápidamente se difundieron

Creíamos que Gog y Magog serían grandes monstruos

pero eran diminutos seres, maquinas biológicas,

inanimadas, que nos conquistaron,

e hicieron aparecer el monstruo que llevamos dentro

Nuestros propios monstruos, los que pegados al alma,

le hacen olvidar su origen elevado

Desbocada por el miedo, corre, gritando

SOS, salvad vuestras almas, guardaros

La gente la oye, y piensa, protege lo tuyo,

apégate más a lo que tienes,

no sea que te lo quiten

Quien sabe entender la oye decir:

Deja atrás el peso que me retiene

salva de mí lo que merece la pena

Sobre la oración para pedir la lluvia, del Minaj al-Quddusiya del Shayk al-Alawi

El quinto caso es el pedir que llueva (al-istisqâ`). Esto es lo que se espera de la mayoría de los aspirantes (murîdîn) en su camino hacia Dios. Lo que se pretende con la oración de la lluvia es pedir la ayuda (gayz) de Dios en caso de extrema necesidad. Esta sunna solo se le exige al aspirante cuando está en una situación extremadamente grave, que es cuando se resiste la apertura espiritual. Se suele denominar el parón (waqfa). Si le afecta a alguno de ellos, se le resista el llegar al estado, se le haga difícil el camino o se detenga en un punto, lo que tiene que hacer es ponerse en manos de su imam, que es su maestro en la vía, para llevar a cabo esta sunna según precise la situación del murîd. La experiencia del maestro en este asunto es vasta: es a lo que llaman la ruptura de los hábitos (jarq al-‘âda) por lo que supone de transformación de los sus estados. [186] Es uno los actos más meritorios, especialmente en determinados momentos, una de las mejores maneras de acercarse, pues es un medio para retirar el velo.

Por eso han dicho lo sufíes: «Quien no rompe con los hábitos de su alma, no desaparecerá para él la habitualidad (i. e., no ocurrirán milagros)». Por eso algunos de los maestros lo han tomado como el principal recurso para sus métodos por los múltiples beneficios exclusivos que proporciona. Y es que Dios no se manifiesta a quien no ha transformado (yugayyir) su propia alma, tal y como ha dicho: «Ciertamente Dios no cambia la situación de un pueblo hasta que no transforman sus propias almas» (13:11). No cambia lo que tienen, su oscuridad por la luz, hasta que no transforman lo que hay en ellos de costumbres, de acomodamiento, de fama,… pues tienen mucha consideración por lo que han conseguido.

Pero si desean la ayuda material, deben buscar la manera de transformarse a sí mismos, para mostrarle a Dios su situación y se apene por lo que les aqueja. Por eso se visten con ropa hecha jirones y andan descalzos, rezando y pidiendo con alharacas por las calles, con la ropa puesta del revés para dar pena y toda clase de actos humildes; todo ello para un fin contingente y material, que es la lluvia para que puedan sobrevivir las personas y puedan tener sustento. Entonces, ¿qués es lo que habrá que hacer por quien es el Eterno que nunca desaparece, el socorro espiritual que buscan los espíritus y por el cual brillan los cuerpos? ¡Por Dios! Están obligados a romper con sus hábitos, dejar sus apegos y transformar sus almas hasta que sus allegados los rechacen al quedar expuestos y en evidencia, solo los aguanten la gente del camino, como dijo el Sultán de los enamorados:

Me desnudé ante ti, como es mi obligación

Aunque mi entorno me rechace, así soy.

No es de los míos quien censura mi desvergüenza.

Irritado, me rechaza y me considera apartado de Ti.

Los míos pertenecen a la religión del Amor,

Les agrada mi desvergüenza y aprueban mi escándalo.

Que se irrite quien quiera, salvo Tú.

¡Qué hay de malo si los más nobles de mi tribu lo aceptan!

Los hechos de los sufíes son bien conocidos, como hacían caer sobre ellos la vergüenza, o se ponían a recitar en los zocos, o dejaban sus cabezas desnudas, o vestían los sayos remendados y muchas otras cosas de las que las almas huyen, hasta el punto de que llegan a decir de ellos que son unos locos o unos exhibicionistas, o cualquier otra cosa que no hace justicia a su estado. [187] Todo ello por el elevado de su aspiración y la búsqueda del Verdadero Dueño.

Ojalá fueras dulce, pues la vida es amarga

y fueras complaciente, pues lo hombres son rechazo

Ojalá lo que hay entre los dos estuviese lleno de vida

y entre yo y el mundo pura ruina

Cuando el amor es firme, todo es fácil

pues todo lo que hay en la tierra, tierra es

Cuando su sinceridad con Dios es firme y cortan con todo lo demás, se derraman desde el cielo de lo no-manifestado significados que vivifican los corazones y disuelven las dificultades, pues cuando caen sobre la tierra de las almas, germinan las semillas adecuadas. «Y en la buena tierra germinan las semillas con el permiso de su Señor, y en la mala tierra no sale más que escasa» (7:58). Éste es el significado de la oración de petición de la lluvia, y Dios sabe más.

Sobre la oración del ‘îd, del Minah al-Quddusiya del shayj al-Alawi

Y la oración impar, la del eclipse, las fiestas, y la de la lluvia, son sunnas

la del alba es muy recomendable, y puede hacerse hasta el mediodía

y las obligatorias se deben recuperar siempre, aunque se hayan demorado mucho

[…]

El cuarto caso que afecta a los hombres más eminentes es el de la fiesta (‘îd), que es un estado de plenitud (ÿamâl) y de gran esplendor. A este momento (waqt), al que se refieren por ‘îd, es algo bien conocido para la élite de los sufíes: es el encuentro (iÿtima’) entre el amante y el Amado sobre el tapiz de la aceptación (rida) y el auxilio (musâ’ada). Se denomina fiesta (‘îd) porque vuelve (‘aûd) a los gnósticos una y otra vez. Este encuentro les ocurre sin restricción alguna en todo momento y estado, sea este majestuoso (ÿalâl) o de plenitud (ÿamâl). La diferencia [con los anteriores] es que tiene otras características y una manera de producirse diferente.

 

Cada instante (waqt, pl. awqât) es diferente, como son diferentes las teofanía (taÿaliyât): los instantes de temor (rabha) no son como los de anhelo (ragba). Todos los instantes son de encuentro, y por lo tanto de fiesta. Pero las fiestas para ellos son los que llegan en el momento de la compañía en el tapiz de la complacencia. «Detente en el tapiz (bisât) y ten cuidado de relajarte (inbisât); el gnóstico sólo pierde pie cuando se relaja en presencia del Señor de los mundos». Por eso, cuando el ‘arif se reúne con su Amado de esta forma, debe mantener una actitud respetuosa, sabedor de que cada palabra obtiene una respuesta. Pero mientras el siervo pide con la palabra, Dios responde con actos. En esa situación no se debe bromear. Si lo hace. no debe ser jocoso; si se ríe, que sea una sonrisa; sus palabras contenidas y sus actos serenos. Así se mantendrá dentro de los límites y disfrutará de la contemplación. «Si se te ofrecen unas buenas condiciones, deja ya las negociaciones».

 

¿Te vas a quedar mirando, cuando te han invitado a participar de la mejor de las compañías? Cuando lo tengas claro entenderás que la manifestación no termina con el último adiós (âjir al-widâ’i), sino que regresa (ya’ud) cada vez que vuelvas (‘udta) a tu compostura (adabi-ka) y a los tuyos (ma’asharatik). Por eso ha dicho: «si volvéis a ello (ta’udû), nosotros también (na’ud)» (8:19). ¡Ésta es la fiesta (‘îd)! Y lo que no es fiesta (‘î), es amenaza (wa’îd). ¿Y qué fiesta hay más importante que el día en el que se concentran todas las miradas de los ‘ârifîn al levantarse Su sol? Los espíritus de los enamorados se sienten orgullosos de esta presencia, y cantan:

 

Cuando clarea el día de la fiesta se reúnen

alrededor de su belleza todas las cabilas

y sus espíritus, tras el significado de su plenitud, rondan

los cercados de su belleza por los huertos

Para mí es fiesta todos los días que veo

algún rastro de su belleza en cualquier pupila

 

Cuando esto se ha consolidado, se les hace lícito la aproximación y se les ordena que muestren el gozo de la unión, embelleciendose con los nuevos conocimientos (ma’ârif) concedidos por la proximidad divina, que son los dones (mawâhib), que no llegan no por transmisión ni son producto de un esfuerzo intelectual. Hasta el punto de que si se les pregunta sobre una cuestión en concreto, pueden responder con mucho más, pues extraen esa ciencia de su origen y los frutos de sus plantas.

 

Cosechan los frutos de la gnosis de las ramas de la perspicacia

purificado con el trabajo, aunque en origen era algo primordial

Si se les pregunta sobre lo que significa algo, traen cosas que sorprenden

a los entendimientos, pero que deleitan a la mentes

 

Esto es un muestra de la elección divina y lo que les ha otorgado de dones. Todo por su sinceridad en la servidumbre y por mantenerse firmes en su respeto de los derechos divinos, que Dios esté complacido con ellos y con quienes les siguen.

Artículo: sufism and neo-sufism

B.

Ha llegado a mis manos un interesante artículo de un profesor americano, Bruce B. Lawrence, dónde hace un repaso del sufismo moderno y contemporáneo. Como todo resumen, no puede cubrir todos los detalles, pero es interesante para tener una visión de conjunto de qué está pasando y tener una idea de cuáles son las causas secundarias por las que hemos llegado hasta aquí. Advierto, es una descripción antropológica, no doctrinal. Y aunque lo contingente no deja de ser eso mismo, algo temporal y dependiente de las circunstancias, no deja de ser una manifestación de las condiciones del momento y de la sabiduría divina.

Nos ha interesado sobretodo la mención a la reflexión de Chodkiewicz a propósito del futuro del sufismo y de las turuq como instituciones. Ya la conocíamos (está traducida al español en «las sendas de Alá»). Y aunque esta opinion ha sido muy contestada, en un mundo de la sobre información y la «infoxicación», creo que es una reflexión pertinente. Un mundo donde las formas se han impuesto a las realidades, a la realización, dónde la apariencia se ha impuesto a la autenticidad, dónde se impone el neolenguaje vacío, es capaz de corromper hasta lo más puro. Se corre el peligro de que aquello que antes creíamos que era garantía de seriedad y realidad, como ciertos hábitos religiosos o practicas, caigan también en la trampa de la apariencia y la ilusión.

Cómo han insistido tanto los maestros, cumplir con el pacto es guardar los secretos. Es lo contrario de exponerse y contar todo por internet y redes sociales o cualquier otro medio de masas. Incluso la publicacion de estudios o libros, puede ser contravenir este principio. Por eso conviene ser discreto y paciente, esperando a que el espíritu sople donde quiera.

Dejo aquí el extracto de artículo