Sobre la oración para pedir la lluvia, del Minaj al-Quddusiya del Shayk al-Alawi

El quinto caso es el pedir que llueva (al-istisqâ`). Esto es lo que se espera de la mayoría de los aspirantes (murîdîn) en su camino hacia Dios. Lo que se pretende con la oración de la lluvia es pedir la ayuda (gayz) de Dios en caso de extrema necesidad. Esta sunna solo se le exige al aspirante cuando está en una situación extremadamente grave, que es cuando se resiste la apertura espiritual. Se suele denominar el parón (waqfa). Si le afecta a alguno de ellos, se le resista el llegar al estado, se le haga difícil el camino o se detenga en un punto, lo que tiene que hacer es ponerse en manos de su imam, que es su maestro en la vía, para llevar a cabo esta sunna según precise la situación del murîd. La experiencia del maestro en este asunto es vasta: es a lo que llaman la ruptura de los hábitos (jarq al-‘âda) por lo que supone de transformación de los sus estados. [186] Es uno los actos más meritorios, especialmente en determinados momentos, una de las mejores maneras de acercarse, pues es un medio para retirar el velo.

Por eso han dicho lo sufíes: «Quien no rompe con los hábitos de su alma, no desaparecerá para él la habitualidad (i. e., no ocurrirán milagros)». Por eso algunos de los maestros lo han tomado como el principal recurso para sus métodos por los múltiples beneficios exclusivos que proporciona. Y es que Dios no se manifiesta a quien no ha transformado (yugayyir) su propia alma, tal y como ha dicho: «Ciertamente Dios no cambia la situación de un pueblo hasta que no transforman sus propias almas» (13:11). No cambia lo que tienen, su oscuridad por la luz, hasta que no transforman lo que hay en ellos de costumbres, de acomodamiento, de fama,… pues tienen mucha consideración por lo que han conseguido.

Pero si desean la ayuda material, deben buscar la manera de transformarse a sí mismos, para mostrarle a Dios su situación y se apene por lo que les aqueja. Por eso se visten con ropa hecha jirones y andan descalzos, rezando y pidiendo con alharacas por las calles, con la ropa puesta del revés para dar pena y toda clase de actos humildes; todo ello para un fin contingente y material, que es la lluvia para que puedan sobrevivir las personas y puedan tener sustento. Entonces, ¿qués es lo que habrá que hacer por quien es el Eterno que nunca desaparece, el socorro espiritual que buscan los espíritus y por el cual brillan los cuerpos? ¡Por Dios! Están obligados a romper con sus hábitos, dejar sus apegos y transformar sus almas hasta que sus allegados los rechacen al quedar expuestos y en evidencia, solo los aguanten la gente del camino, como dijo el Sultán de los enamorados:

Me desnudé ante ti, como es mi obligación

Aunque mi entorno me rechace, así soy.

No es de los míos quien censura mi desvergüenza.

Irritado, me rechaza y me considera apartado de Ti.

Los míos pertenecen a la religión del Amor,

Les agrada mi desvergüenza y aprueban mi escándalo.

Que se irrite quien quiera, salvo Tú.

¡Qué hay de malo si los más nobles de mi tribu lo aceptan!

Los hechos de los sufíes son bien conocidos, como hacían caer sobre ellos la vergüenza, o se ponían a recitar en los zocos, o dejaban sus cabezas desnudas, o vestían los sayos remendados y muchas otras cosas de las que las almas huyen, hasta el punto de que llegan a decir de ellos que son unos locos o unos exhibicionistas, o cualquier otra cosa que no hace justicia a su estado. [187] Todo ello por el elevado de su aspiración y la búsqueda del Verdadero Dueño.

Ojalá fueras dulce, pues la vida es amarga

y fueras complaciente, pues lo hombres son rechazo

Ojalá lo que hay entre los dos estuviese lleno de vida

y entre yo y el mundo pura ruina

Cuando el amor es firme, todo es fácil

pues todo lo que hay en la tierra, tierra es

Cuando su sinceridad con Dios es firme y cortan con todo lo demás, se derraman desde el cielo de lo no-manifestado significados que vivifican los corazones y disuelven las dificultades, pues cuando caen sobre la tierra de las almas, germinan las semillas adecuadas. «Y en la buena tierra germinan las semillas con el permiso de su Señor, y en la mala tierra no sale más que escasa» (7:58). Éste es el significado de la oración de petición de la lluvia, y Dios sabe más.

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